Si señor, qué mejor forma de complacer un sueño que con esta dulce tarta de fondant personalizada de la Torre de Kyoto y las delicadas flores del cerezo, hecha de bizcocho de chocolate, rellena de chesse cream de vainilla, para una enamorada de la tierra del sol naciente.
Cuando Isabel no hizo el pedido, nos recalcó que sólo quería esos dos elementos. El desarrollo de la decoración, toda comestible y modelada a mano, la dejó a nuestro cargo, y este fue el resultado.
La cumpleañera, nos dijo isabel, quedó encantada, y a nosotros también nos gustó mucho el resultado.
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